Comenzamos con esta entrada una aproximación a la vida de Madame du Châtelet, una de entre muy pocas mujeres de la sociedad francesa del siglo XVIII que destacó como intelectual, científica, matemática, traductora de Newton y difusora de sus ideas. Su intensa vida, que no larga, la vamos a estructurar en cuatro etapas:
- Sus primeros años (desde 1706 hasta 1726).
- Años de transición: nuevos descubrimientos (1726-1735)
- Su estancia en Cirey (1735-1740)
- Sus últimos años (1740-1749).
No es fácil trazar los perfiles personales de una persona, su carácter, su talante, sin haberla conocido personalmente. Todas las señales son indirectas, son deducciones obtenidas a partir de la interpretación de hechos o de opiniones de otras personas, que tal vez tampoco la conocieron. Algunos aspectos biográficos de Émilie du Châtelet se pueden encontrar en muchos libros que tratan sobre historia de mujeres científicas y sobre historia de mujeres en general. En todos ellos se coincide en señalarla como amante de Voltaire, autora de las Institutions de Physique y traductora de los Philosophiae Naturalis Principia Mathematica de Newton. Científica, traductora y filósofa, fue una mujer excepcional en el Siglo de las Luces. Está considerada en la historia de Francia como la primera mujer científica.
El nombre completo de Émilie du Châtelet fue Gabrielle Émilie Le Tonnelier de Breteuil, Marquise du Châtelet. El apellido Châtelet, con el que ha pasado a la historia, lo adquirió al casarse en 1725 con Florent-Claude, marqués de Châtelet y conde de Lomont. De su matrimonio nacieron tres hijos entre 1726 y 1733, pero las relaciones entre la pareja se hicieron con el tiempo más distantes y formales y Émilie no encontró demasiados obstáculos para unirse sentimentalmente a otros hombres.
En la biografía de Émilie du Châtelet, lo primero que encontramos es que contrariamente a las costumbres de la época, Émilie pasó su juventud bajo el techo paterno, sin apenas estar internada en un convento (sólo algunos meses en Lorrena), teniendo el inmenso privilegio de ser educada por los suyos y además de una forma notable, digna de una princesa. Se puede pensar que esa educación y ese cariño paterno le hicieron tener una buena imagen de ella misma, lo que le dio esa energía y seguridad de las que gozó toda su vida. A sus ojos nada era imposible. Fue una mujer que nunca sintió los límites que la época imponía a su sexo. Desde su infancia, Émilie tuvo el deseo de saber, la sed de conocimientos, e hizo todos los esfuerzos para conseguirlo.
¿Cómo era Émilie físicamente? No respondía al prototipo de belleza de su época. Ya de niña era muy alta, con las manos y los pies grandes. Fue una mujer aborrecida, vituperada y calumniada, sobre todo por algunas mujeres como Mme. Du Deffand, que la describía como "fea, soberbia y lasciva". Esta descripción y otras semejantes no eran en absoluto veraces. Era atractiva y en su correspondencia -de la que más adelante transcribiremos la más destacada- se nos muestra como cálida y cariñosa con sus amistades. Quizás su padre, pensando que no iba a casarse, se preocupó de que recibiese una excelente educación, exactamente igual a la de sus hermanos varones. Sus padres tenían un "salón" donde recibían a las personas más ilustres de la época: escritores como Fontenelle o Jean Baptiste Rousseau, a quien el padre de Émilie asignó una pensión, o también al mismo Voltaire. A Émilie siempre le encantó la vida en la fastuosa corte de Versalles, gozando con las fiestas, la ópera, las representaciones teatrales y con las salas de juego que entonces abundaban.
El amor, la amistad y el estudio fueron sus grandes pasiones. Del amor se le conoce principalmente por haber sido amiga de Voltaire y su enamorada amante. Tuvieron una relación sentimental que duró quince años. Escribió, mientras convivía con él en el castillo de Cirey, un Discours sur le bonheur (Discurso sobre la felicidad), donde expone su propia filosofía: el fin de la vida es la felicidad y ésta se alcanza por medio de la ilusión y la pasión (tema que abordaremos más adelante, cuando analicemos el Discurso). Según el estudio introductorio de Isabel Morant Deusa en la edición en castellano del Discurso sobre la felicidad y Correspondencia: La felicidad fue un tema querido para nuestra autora y sus filosóficos amigos: "¿Cuál es el objetivo de ceder a la inclinación que se tiene por alguna persona? ¿Acaso no es ser feliz por el placer de amar y el de ser amado? [...] Algún día tendremos que renunciar al amor, a medida que vayamos envejeciendo, y en ese día dejará de hacernos felices. En fin, pensemos en cultivar la inclinación hacia el estudio, una inclinación que hace que nuestra felicidad dependa únicamente de nosotros mismos". Émilie no entiende el estudio como un refugio, un tiempo de intimidad, sino como una salida al mundo y a las cosas importantes que cuentan en la vida humana. Entiende el estudio como una actividad que debe ser posible a las mujeres, porque mediante el mismo las mujeres pueden satisfacerse y encontrar placeres y felicidad. Émilie nos dice que si una mujer tiene ambiciones de gloria, si desea los beneficios de la gloria como un hombre y si tiene condiciones para ello, tiene una posibilidad en el estudio, porque por medio del saber y del estudio puede alcanzar el reconocimiento y ser feliz.
Émilie fue una persona apasionada, firme en la consecución de sus deseos: vivir el amor y vivir la amistad como condición de su felicidad. Esto hace que aparezca en su correspondencia como vital, intensa y excesiva en sus deseos de amor y amistad. Ella y Voltaire se inscriben en la tradición francesa de la defensa del placer, retomada en el siglo XVIII por los autores que escriben entonces sobre la naturaleza, la moral y la felicidad de los hombres. Son posiciones que tienen sus tradiciones en el pensamiento de los libertinos franceses, en su espíritu mundano y en su epicureísmo aristocrático. El suyo no es un pensamiento democrático. Es un pensamiento contra la exclusión que practica su propia clase. Émilie da por sentada la igualdad de los sexos en materia de razón y de inteligencia, y también está convencida de que la condición femenina, no afectando al entendimiento, no debe ser impedimento para la educación de las mujeres.
Una breve introducción que nos da, en líneas generales, unas pinceladas sobre su vida, sus pasiones, su filosofía de vida. En las próximas entradas, indagaremos más sobre sus amores, sobre sus pulsiones, sobre sus inquietudes... sobre la vida corta (murió a los 43 años) pero intensa de una mujer que encontró su felicidad, no sin esfuerzos, entre la amistad de ilustres personajes de la época, pero sobre todo en el estudio, en el saber, en el conocimiento, demostrando, en aquella época donde la razón y el conocimiento eran propiedad de los varones, que las mujeres también son poseedoras de razón y de inteligencia, siempre y cuando recibieran una buena formación.
FUENTES: Mujeres en la Biblioteca Histórica: Émilie du Châtelet (1706-1749), Universidad Complutense de Madrid
MADAME DU CHÂTELET, Discurso sobre la felicidad y Correspondencia, Edición de Isabel Morant Deusa, Ediciones Cátedra, Universitat de València, Instituto de la Mujer, Colección Feminismos, 1997.
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