Google+ ranktrackr.net

lunes, 30 de marzo de 2015

V CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE SANTA TERESA DE JESÚS


El pasado 28 de marzo se cumplieron 500 años del Nacimiento de Santa Teresa de Jesús, una monja carmelita que acometió una profunda reforma en la orden del Carmelo convirtiendo en austeridad y pobreza el gran lujo presente en los coventos de esta orden representado a la perfección por las llamadas 'doñas', las monjas procedentes de la nobleza. 

La gran trascendencia de su obra, que no ha perdido importancia con el paso del tiempo, la coloca como la cumbre del Misticismo junto a San Juan de la Cruz.

Toda su importancia la hace merecedora de esta conmemoración del V Centenario de su Nacimiento, calificando el año 2015 como el Año de Santa Teresa de Jesús. Y con motivo de este acontecimiento, se van a desarrollar a lo largo del año toda una serie de eventos, entre conciertos, exposiciones y talleres. Dos de estas exposiciones son las que se están llevando a cabo en la Biblioteca Nacional (Santa Teresa de Jesús. La prueba de mi verdad) y en el Museo de Zamora, en el que su protagonismo vendrá de la mano de una imagen suya, Santa Teresa de Jesús recibiendo la comunión de San Pedro de Alcántara, que se incluye en su colección de visitas guiadas hasta el 2 de mayo. 




lunes, 16 de marzo de 2015

Qué es una película machista


Por Laura Freixas
Escritora


El 70 % de los personajes que aparecen en el cine son hombres. Dato curioso, si tenemos en cuenta que el 50 % de los habitantes del mundo son mujeres.

Tenemos pues una primera evidencia: algo chirría, aunque solo sea desde un punto de vista fríamente numérico, en la representación del mundo que nos ofrece el cine. Pero vamos ahora con lo cualitativo. Y utilicemos como ejemplo las cinco cintas nominadas al Goya a la mejor película.

Empecemos con la ganadora, La isla mínima, y con El Niño. Ambas responden a un modelo muy habitual en el cine dirigido al gran público, que podríamos resumir en tres reglas. Una: la acción gira en torno a hombres que pelean. Dos: contrariamente a los varones, las mujeres nos son presentadas no en función de sus proyectos propios o de las relaciones que establecen con los personajes de su mismo sexo, sino según sus relaciones con los hombres. Tres: que un personaje femenino se dibuje como positivo (o al menos, indiferente) o negativo depende de si favorece o entorpece los proyectos masculinos. Tanto en La isla mínima como en El Niño, los papeles de ellas, muy secundarios, consisten principalmente en ayudarlos a ellos: en La isla..., aparecen solamente para dar pistas a los inspectores que ocupan el centro de la narración; sus propias vivencias importan poco (¿por qué, por ejemplo, no se da mayor protagonismo a la madre de las víctimas, o a sus compañeras, o a ellas mismas, en flash-back?). En El Niño sirven también de apoyo (una ayuda a los policías, la otra a los traficantes) o de reposo del guerrero, al que relajan con un rato de sexo o consuelan visitándole en la cárcel.

En cuanto a los personajes femeninos negativos, en el modelo de cine del que estamos hablando (que no es el único, pero sí el dominante), responden a los estereotipos de loca, víctima o manipuladora. Este último resulta especialmente interesante: versión aggiornata de una figura de larga tradición, la bruja, sirve para corroborar la idea, fundamental en el patriarcado, de que el poder en manos femeninas es siempre ilegítimo y peligroso. Veámoslo en otra de las películas nominadas, Magical Girl: aparecen en ella una niña y una mujer, ambas manipuladoras (la adulta encarna además los otros dos modelos clásicos: loca y víctima). Si uno de los protagonistas masculinos se convierte en chantajista y el otro en asesino, es por culpa de la hija en un caso y de la examante en otro (ya se sabe: cherchez la femme).

¿Qué es entonces una película machista? La que aplica y corrobora los principios del patriarcado, como considerar que los hombres merecen más protagonismo que las mujeres, o que una mujer se define por su relación con un hombre, o que las mujeres, si no son complacientes, son odiosas, o que si tienen algún poder, lo han obtenido por medios turbios y lo ejercen con consecuencias nefastas.

A quienes formulamos este tipo de críticas se nos suele responder que la sociedad es machista y el cine, o la cultura en general, se limita a reflejarlo. Bien, el simple dato de que solo el 30% de los personajes cinematográficos son femeninos, siendo así que en la sociedad, machista o no, ellas son el 50%, debería bastar para poner en duda esa afirmación. En cuanto al contenido de las películas, muchos creen, y así lo dicen, que quienes protestamos contra el machismo preferiríamos un arte que se tapase púdicamente los ojos ante una realidad desagradable, sustituyéndola por una ñoña Disneylandia donde todo el mundo es bueno. Así por ejemplo, en un reciente comentario titulado ¿Faltan mujeres en los Oscares?, la crítica cinematográfica mexicana Fernanda Solórzano afirma que la película Perdida (David Fincher 2014) "muestra la vida como es, no como debería ser". La película narra (atención: ¡spoiler!) los turbios manejos de una mujer que finge ser violada y asesinada con la única intención de destrozarle la vida a su marido. Es algo que probablemente no ha sucedido jamás, mientras que como ustedes saben, cada año miles de mujeres son violadas y asesinadas en todo el mundo. ¿No es increíble que una crítica de cine pueda afirmar que Perdida "muestra la vida como es"? Increíble... y una prueba de la eficacia del cine. Y por cierto, ¿piensan ustedes que una película que mostrara un hombre fingiendo su asesinato a manos de yihadistas para perjudicar a la comunidad musulmana se exhibiría con toda normalidad en los cines, como se exhibe Perdida?

La sociedad es machista, el cine no tiene por qué serlo. Qué mejor prueba de ello que las otras dos cintas nominadas al Goya a la mejor película: Relatos salvajes y Loreak. En Relatos... aparece un espléndido e inusual personaje femenino: la novia engañada que con su violenta venganza se gana el respeto del hombre que la engañó. En cuanto a Loreak, muestra algo que sucede en la realidad y que es importantísimo para las mujeres: la amistad y enemistad entre ellas, pero de lo que el cine raramente se ocupa; y lo hace con respeto, con hondura, y sin idealización.

Acabo con dos observaciones y un ruego. Observación sobre las causas: ¿por qué hay tanto cine machista? Algo tendrá que ver el hecho de que más del 90 % de las películas son dirigidas, y la gran mayoría también escritas y producidas, por hombres (véase Cine y género en España, un estudio dirigido por Fátima Arranz, ed. Cátedra, 2010); comparemos, por cierto, cómo trata la violencia machista David Fincher y cómo Icíar Bollaín en Te doy mis ojos. Observación sobre las consecuencias: la insensibilidad social respecto a, por ejemplo, la violencia de género (preocupa a una ínfima parte de los españoles según los estudios del CIS) algo tendrá que ver con un cine que presenta a las mujeres como seres de poca importancia y que, si no son sumisas, son odiosas. Y para terminar, un ruego: señores cineastas (a las señoras no hace falta pedírselo, porque ya lo hacen), innoven un poco. No repitan una y otra vez y otra y otra los mismos clichés: el hombre interesante, heroico incluso si es villano, la chica sexy, la mujer loca, víctima o malvada... Que estamos indignadas, pero además, aburridísimas.


FUENTE: El Huffington Post

miércoles, 11 de marzo de 2015

DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER



"(...) las instituticones conmemoran y celebran este día, mientras los restantes 364 que completan el año permanecen pasivos y en silencio cómplice mientras se vulneran los derechos de las mujeres y de las niñas, recortándolos o violentándolos; o incluso elaboran leyes que los recortan aún más. Se podrían enumerar un sinfín de ejemplos en que predominan prácticas sociales, costumbres e incluso leyes que vulneran, directa o indirectamente, nuestros derechos, convirtiéndolos en simple moneda de cambio a efectos partidistas o electoralistas (...)"







viernes, 6 de marzo de 2015

Un mito llamado "Pasionaria"


Por PEPE GUTIÉRREZ-ÁLVAREZ

Publicado en Historia y Vida nº 262. Actualizado.


Hija y esposa de mineros, maestra frustrada por la pobreza, militante comunista de base hasta los años treinta, Dolores Ibarruri, más conocida como "La Pasionaria" -"Pasionaria" a secas para la derecha-, se convirtió durante la guerra civil española en uno de los grandes mitos femeninos del siglo, hasta el extremo de que su seudónimo ha llegado a ser ampliamente utilizado por la prensa internacional para subrayar el carácter activista y revolucionario de mujeres como Jane Fonda, Bernardette Devlin, Anna Walentovyck o Joan Báez (1). El hecho de que a los noventa y pico años Dolores Ibarruri fuera uno de los escasos grandes nombres de la época de la República que seguían en pie, demuestra no solamente una notable longevidad sino también que el mito ha sido casi incombustible a la prueba del tiempo, durante el cual ha conocido una trágica derrota, un prolongado y desgastador exilio, y sobre todo la crisis general del movimiento comunista abierta con el XX Congreso del PCUS que, en su momento, llegó a poner en tela de juicio el llamado "culto a la personalidad", factor sin el cual sería imposible comprender completamente el ascenso de Dolores Ibarruri de "mujer de hierro" -militante conocida por sus obras- a "mujer de mármol" (2), o sea en un personaje situado por encima de la historia sobre el cual no tiene cabida una posición crítica.

Familia católica y carlista

En otras condiciones históricas y sociales, con una clase obrera sometida o domesticada, la trayectoria de una mujer de la entidad de Dolores Ibarruri no hubiera quizá trascendido el marco familiar o local dentro del cual posiblemente alguien hubiera vislumbrado una notable personalidad detrás de una ama de casa cargada de hijos. Pero Dolores Ibarruri nació y creció a la par de un movimiento obrero que tuvo en la cuenca minera de Gallarta, Bilbao, uno de los centros de agitación social más activos de la Península. Concebida en una familia de tradiciones católicas y carlistas, sus primeros recuerdos apuntan, sin embargo, directamente hacia las luchas obreras:

"Los mineros llevaban en huelga en una ocasión varias semanas y los patronos decidieron cortarla, enviando al Ejército. Trajeron un regimiento y lo colocaron desde donde estaban las minas hasta el final del pueblo, con la bayoneta calada. Cuando abrieron las puertas de las casas de los mineros por la mañana nos encontramos con ese terrible panorama. Fue emocionante, yo era una niña, pero recuerdo que las mujeres, en lugar de reaccionar contra los soldados, los llamaban hijos. 'Hijos -decían-, pero, no comprendéis, no veis cómo vivimos. ¿Vosotros vais a disparar contra nuestros hombres?'" (3).

Dolores no aceptó el conformismo de sus mayores, que la educaban para ser una como ellos, la mujer de un minero con muchos hijos. Estudió entonces elementos de cultura general y durante un tiempo acarició el sueño de ser maestra, un objetivo muy extendido entre las mujeres inconformistas. Sin embargo, se vio obligada de momento a trabajar como bordadora y como sirvienta en casa de gente acomodada, y finalmente se casó con un minero, Julián Ruiz, un hombre íntegro y honesto -Juan Andrade, que lo conoció, lo presentaba como el prototipo de obrero militante-, y muy metido en las luchas sociales. El cuadro del nuevo hogar era "de una realidad cruda, descarnada, (que) me golpeó como a todas, con sus manos implacables. Unos días breves, fugaces de ilusión y después... Después la prosa fría, hiriente, inmisericorde de la vida. De una vida triste, mezquina, dolorosa, deshumanizada, descendiendo un poco más cada día en el pantano sin fondo ni límites de la miseria" . Con estos recuerdos, Dolores refleja en gran medida las condiciones de vida de la mayoría de las esposas de los obreros de su época.



Un espíritu inquieto como el suyo, educado en una relación muy directa con las rebeldías proletarias, no podía por menos que pensar que: "... En el hogar, la mujer se despersonaliza... Cuando nació mi primera hija, yo había vivido, en poco más de un año, una experiencia tan amarga, que sólo el amor de mi pequeña me sujetaba a la vida, y me aterraba, no sólo lo presente, odioso o insoportable, sino el porvenir que adivinaba doloroso e inhumano". Madre de seis criaturas, tres de un solo parto, sólo le sobrevivirán dos hijos: Rubén, que morirá durante la II Guerra Mundial en la defensa de Stalingrado, y Amaya, la única superviviente, que la hará abuela y que se instalará en la URSS. En el mito de "La Pasionaria" hay también una importante componente del sufrimiento real de la clase obrera.

Se daban por lo tanto todas las condiciones para que Dolores Ibarruri se montara en el carro de una clase ascendente que en 1917 mostró su capacidad cuando en agosto la unión entre socialistas y anarcosindicalistas dio lugar a la primera huelga general de la historia de España. Dolores interviene en este hecho como una militante experimentada al frente de un grupo de mineros. Meses después llegarían los ecos de la Revolución de Octubre en Rusia, un acontecimiento que le pareció "tempestuoso, estremecedor, como debieron ser los grandes cataclismos que dieron forma al mundo". Militante socialista como su marido, Dolores estuvo desde el primer momento con el sector "tercerista" que representaba Facundo Perezagua, uno de los fundadores del PSOE y había precedido a Indalecio Prieto en la dirección en el País Vasco, dándole un contenido marcadamente clasista y antiburgués. 

La escuela del partido 

"... Para nosotros, la Revolución de Octubre era también el camino de la revolución en España. Pero los socialistas, yo creo que no lo veían tan claro (...). Es decir, se había producido la primera revolución socialista, pero el movimiento socialista estaba dirigido por jefes reformistas, y entonces, por ejemplo, en secciones como la nuestra, como la sección de Somorrostro (...) se pasó a la Tercera Internacional" (4). 

Aunque había comenzado su vida militante en la izquierda del PSOE, es evidente que la formación y la consagración militante de Dolores Ibarruri tendrían lugar en el recién formado partido comunista, y con el cual conocería muy vivamente la represión y la cárcel, durante la Dictadura y también con la II República. Este hecho adquiere especial significación en el caso de un trabajador y sobre todo en una mujer destinada a ser todavía inferior a un trabajador, y que encuentra en el partido los motivos de su emancipación de la fosa social. El partido la saca de la servidumbre y de la oscuridad, la hace sentirse importante para amplios sectores de la clase obrera, para la idea y sobre todo para sí misma. La misión de este partido es nada menos que la revolución socialista siguiendo el modelo inaugurado en octubre de 1917, y en este gran desafío Dolores aprende la regla de oro de todo militante comunista educado en la fe al partido, a saber: la URSS está demostrando que es posible otra vida para los trabajadores y los que la niegan con descalificaciones grotescas -la derecha- no son más que sus adversarios naturales, en tanto que los que la critican -anarquistas, trotskistas- sirven objetivamente la reacción.

Durante muchos años Dolores Ibarruri ha sido presentada por los historiadores oficiales del PCE como una fundadora destacada y una "notable" desde los primeros años de su formación (5). Nada más incierto. Durante muchos años fue miembro del Comité Provincial de Bilbao e incluso asistió como delegada al primer Congreso, pero de hecho será una militante muy poco conocida hasta el final de la Dictadura, durante la cual el PCE fue, junto con la CNT, el centro de atención de la represión policial. Comenzó a ser conocida como oradora y como colaboradora de la prensa comunista donde firmaba algunos artículos como "La Pasionaria". Durante este tiempo no fue ni de los débiles que regresaron al PSOE -rehuyendo por lo tanto a una dura confrontación con el poder- ni de los fuertes que comenzaron a cuestionar la gradual adaptación del partido a las normas derivadas de la rusificación del Komintern, al que algunos disidentes comenzaron a llamar el Stalintern. Ambas exclusiones abrieron paso para el ascenso al campo de la dirección de militantes como Dolores, caracterizados por su obediencia e integrismo.

"Ya en 1932 la vemos dar la batalla, al lado de José Díaz, a las concepciones sectarias y dogmáticas del grupo encabezado a la sazón por Bullejos, que amenazaba convertir el Partido en una versión proletaria de las sectas carbonarias..." (6). 

Hasta aquí otra vez la historia oficial, la leyenda. Sin embargo la realidad es muy otra. Dolores Ibarruri accede al Comité Central y a la redacción de "Mundo Obrero" como compensación a su entrega y fidelidad. Durante el período "sectario y dogmático", Dolores escribirá y hablará con vehemencia a favor de la política oficial y desconoce las tradiciones de debate crítico y abierto de la historia del socialismo. Esta identificación es tal que cuando el equipo Bullejos-Adame-Trilla es defenestrado, ella se ve obligada a efectuar su primera y última retractación (7). Nunca más se verá obligada a hacerlo, porque desde entonces estará fuera de toda sospecha.


La misma historia oficial atribuye al nuevo equipo animado por Díaz y "La Pasionaria" un giro que prologa lo que luego será la política del Frente Popular. Tampoco esto es cierto. El nuevo equipo rector sigue traduciendo al castellano las premisas de la política del "tercer período" de la Internacional Comunista (8). Se sigue caracterizando al PSOE y a la CNT como enemigos de clase y a los trotskistas como aliados objetivos del fascismo. El PCE trata en aquella época de crear sindicatos minoritarios afines y opuestos a la CNT y la UGT, y trata de obligar a socialistas y anarcosindicalistas a un frente único "por la base", o sea en contra de sus "direcciones traidoras". Una demostración de todo esto lo encontramos en que cuando realmente comienza a concretarse un frente único con la Alianza Obrera, Dolores Ibarruri definirá a ésta como la "Santa Alianza contrarrevolucionaria", y cuando entra en discusión con ella plantea la expulsión de los trotskistas -o sea de los comunistas discrepantes reunidos en torno a Nin y a Maurín- para firmar su adhesión.

Habitualmente las historias oficiales pasan muy rápidamente sobre este período. 

miércoles, 4 de marzo de 2015

Afganistán y El Congo son algunos de los enclaves donde la mujer sufre más injusticias


LOS PAÍSES MÁS PELIGROSOS PARA LAS MUJERES

  • En Afganistán las niñas de entre 15 y 19 años son forzadas a casarse, según los datos que maneja Unicef y de hecho cerca del 80% son analfabetas.
  • Las violaciones son una muestra de la injusticia que sufren las mujeres de la República Democrática del Congo, que se ven obligadas a refugiarse en Rwanda.

Las mujeres sufren injusticias en casi todos los puntos de conflicto mundiales. Sólo hay que echar un vistazo al panorama actual: Boko Haram en Nigeria, la situación que vive Sierra Leona, las violaciones de los derechos humanos en Pakistán contra las niñas... Según un informe de la Fundación Tompson Reuters, en el que fueron consultados más de 200 expertos, los países con más índice de peligrosidad para las mujeres son Afganistán, la República Democrática del Congo, Pakistán y la India seguidos de Somalia, Egipto y Kenia.


No es de extrañar que se haya hecho esta valoración, en Afganistán las niñas de entre 15 y 19 años son forzadas a casarse, según los datos que maneja Unicef y, de hecho, cerca del 80% son analfabetas, de manera que no tienen posibilidad alguna de conocer cuáles son sus derechos, de defenderse a través del pensamiento, de poder generar una opinión. Este informe señala que concebir hijos en Afganistán puede ser un desafío en sí mismo, algo que no es concebible en nuestra sociedad occidental, de cada 100.000 mujeres que dan a luz 400 mueren durante el parto.

La República Democrática del Congo tampoco hace honor a su mismo nombre, sólo hay que mirar las estadísticas, más de 20.000 personas entre mujeres y hombres sobreviven en campos de refugiados en Rwanda como el de Gihembe, en el que se hacinan ciudadanas y ciudadanos congoleños ante la situación de inestabilidad que sufren en su país, amenazados constantemente por causas relacionadas con la guerrilla, el tráfico de personas y la esclavitud. En Rwanda, por ejemplo, el 60% de la población que sufre de VIH son mujeres y niñas, su existencia está claramente amenazada por la expansión de la enfermedad.

Estas cifras en el Congo asustan aún más si se aporta otro dato, cerca de 1.150 mujeres son violadas todos los días según The American Journal of Public Health, ante estas cifras las injusticias cometidas contra la mujer no dejan de ser alarmantes.

Pakistán y la India representan otros dos grandes ejes de la violencia contra la mujer. En Pakistán, Human Rights Watch asegura que en el 90% de los hogares se comete violencia de género contra la mujer que están relacionados con la cultura religiosa del país y las costumbres que profesan.

Es cierto que desde 2012 los cargos a los acusados por violaciones en la India se castigan con pena de muerte, pero esto no ha impedido que sigan creciendo las agresiones contra niñas y mujeres. Sólo hay que recordar casos como el de la joven india de 19 años que, después de ser violada, fue colgada de un árbol, un acto atroz. La delegada de la ONU, Rashida Manjoo, encargada de asuntos sobre la violencia de la mujer lo dejó claro en una máxima que desató críticas en su país: "la violencia contra las mujeres indias se produce desde el vientre hasta la tumba".

El New York Times estimaba, en función de los expertos consultados, que se han producido cerca de 50 millones de casos de infanticidio hacia las mujeres en las últimas tres décadas en la India. 

Nigeria no presenta un panorama mejor para los derechos de las mujeres, sólo hay que ver el masivo secuestro del grupo terrorista Boko Haram y la impunidad con la que retienen a cerca de 200 niñas en Chibouk, al norte de Nigeria.

Sin irnos de África, los datos de Unicef avalan una de las mayores atrocidades cometidas a mujeres, la ablación o mutilación genital femenina, que han sufrido cerca del 95% de la población en Somalia, según los datos de Unicef. Somalia tiene también una alta tasa de mortalidad materna en el momento del parto, Médicos sin fronteras estima que cerca de 1,2 madres mueren en el alumbramiento por cada 100 bebés que nacen. La seguridad en salud sexual e higiene para las mujeres corre muchos peligros en este área.

Sierra Leona arrastra los problemas que vienen desde la guerra que vivió en la década de los 90. Una guerra que dejó más de 50.000 muertos y que provocó injusticias hacia las mujeres, niños y niñas. Las Naciones Unidas estiman que cerca de 60.000 mujeres fueron violadas durante el conflicto, que finalizó en el año 2002.

La esclavitud y el tráfico con mujeres fue una de las monedas de cambio utilizadas en la guerra, que a día de hoy perduran por la inseguridad en la que vive el país. 


FUENTE: Te Interesa