Para la
marquesa la contribución del juego a la felicidad radica en la mezcla de temor
y esperanza que lleva implícita esta pasión y que «nos hace permanentemente
presa de estas dos pasiones [la esperanza y el temor] y mantiene así nuestra
alma en una emoción que es uno de los grandes principios de la felicidad que
llevamos en nuestro interior» (p. 110); además, parece hacer depender el grado
de felicidad que procura el juego con el nivel de fortuna que se posea, es
decir, cuanto más mediocre es la fortuna mayor es la felicidad que aporta la
pasión del juego: «El placer que me ha procurado el juego ha servido a menudo
para consolarme de no ser rica... esta idea me convenció de que debía el placer
del juego a mi escasa fortuna...» (pp. 110-111).
BIBLIOGRAFÍA:
MADAME DU CHÂTELET, Discurso sobre la felicidad y Correspondencia, Edición de Isabel Morant Deusa, Ediciones Cátedra, Universitat de València, Instituto de la Mujer, Colección Feminismos, 1997.
Todas las citas están tomadas de esta fuente.
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