Carol W. Greider, el equilibrio entre su carrera científica y su vida familiar.
En 2009, Carol W. Greider compartió el Premio Nobel de Medicina con Elizabeth Blackburn y Jack Szostak por el descubrimiento de la telomerasa, enzima encargada del mantenimiento de los telómeros. Estos son regiones de DNA que se encuentran en los extremos de los cromosomas (del griego "telos", fin, y "meros", parte). A medida que una célula normal se divide los telómeros desaparecen, lo que provoca una disminución progresiva de funcionalidad y en última instancia la muerte. Este proceso explica por qué las células normales son mortales. Sin embargo, en las células tumorales los telómeros mantienen su tamaño gracias a la producción extra de telomerasa. Hace 30 años esto no se conocía y apenas unos cuantos científicos trabajaban en este campo, entre ellos Elizabeth Blackburn y su alumna, Carol Greider.Carolyn Widney Greider nació en San Diego, California, el 15 de abril de 1961. Hija de un físico y de una doctora en botánica, es la menor de dos hermanos. Desde niña tuvo dificultad con la gramática, años más tarde, supo que era disléxica. Contando con el estímulo de sus padres, trató siempre de concentrarse en determinados objetivos, logrando con perseverancia, vencer los obstáculos.
Su madre falleció cuando Carol apenas tenía seis años, este hecho marcaría su infancia. Finalizó sus estudios secundarios con baja nota debido a la dislexia que padecía, pero consiguió que la aceptaran en la Universidad de California en Santa Bárbara, donde se licenció en Biología en 1983. En marzo de 1984 comenzó sus estudios de doctorado en la Universidad de Berkeley, donde conoció a Elizabeth Blackburn, que en aquella época investigaba la elongación de los telómeros. "Yo estaba intrigada por esta cuestión - recuerda Carol en una autobiografía- , por lo que solicité a Elisabeth trabajar en su laboratorio". Así se convirtió en su alumna. Blackburn la recuerda como una persona de gran rigor y emprendedora, dos cualidades básicas para convertirse en una investigadora de primera línea y "no dejarse intimidar" por el proyecto que llevaron a cabo. Además, Carol completaba sus conocimientos de bioquímica con técnicas de clonación de DNA y otras habilidades necesarias para el trabajo. En sus investigaciones, Carol aprendió que "obtener la respuesta correcta es más importante que obtener una respuesta que esperas encontrar".
El Día de Navidad de 1984, fue la fecha clave. Con tan sólo 23 años, y mientras otros jóvenes se divertían, Greider identificó en el laboratorio la enzima telomerasa, responsable de proteger la integridad de los cromosomas. El hallazgo ayudó a poner en marcha un campo de investigación que atrajo la atención de los investigadores de la longevidad, los biólogos del cáncer, y la industria de la biotecnología. En 1985, Carol y Elizabeth consiguieron aislarla, y a partir de ahí se dedicaron con pasión y ahínco a investigar esta enzima, que es capaz de mantener los telómeros siempre jóvenes; éstos se encuentran en el extremo de los cromosomas y actúan contra el envejecimiento celular.
Tras terminar su tesis doctoral en 1987, Carol siguió sus investigaciones en el Laboratorio Cold Spring Harbor, de Nueva York. Durante seis años, trabajó con el científico Carl Harley, estudiando el papel de la telomerasa en el cuerpo humano; han descubierto que la telomerasa se reactiva en las células cancerosas, provocando la aparición de tumores. Con este descubrimiento se puede estudiar, en un futuro cercano, nuevas terapias o métodos para frenar la segregación de esta enzima y ayudar en el tratamiento contra el cáncer. Luego de publicar en 1990 el resultado de su trabajo, Carol fue promovida a Investigadora Asistente.
En 1993, Carol se casó con el escritor científico e historiador de la Ciencia Médica Nathaniel Comfort, con quien tiene dos hijos. En 1997, se trasladaron a Maryland, a la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore, donde los dos científicos ejercen e investigan actualmente; Carol como catedrática de Biología Molecular y Genética. "Tener dos hijos y un trabajo a tiempo completo en el laboratorio es un reto, pero tener a Charles y a Gwendolyn es lo mejor que me ha pasado en la vida. Mi laboratorio sabe que soy mamá en primer lugar y me permite compaginar carrera y familia. Puedo ir a casa cuando sea necesario, o asistir a una representación escolar, y luego volver y terminar mi jornada laboral o trabajar desde mi casa en el ordenador. Lo más importante es encontrar el tiempo para hacer las cosas, ya que no es el tiempo en el trabajo sino la productividad global lo que cuenta". Transmite a sus estudiantes su saber y entusiasmo por la ciencia; se toma tiempo para combinar la docencia, la investigación con conferencias y la maternidad.
En 2003, la Dra. Carol Greider fue elegida miembro de la Academia Nacional de Ciencias. Ha recibido prestigiosos premios por sus investigaciones, entre ellos el Premio Albert Lasker por Investigación Médica Básica (2006), Premio Paul-Ehrlich und-Ludwing-Darmstaedter (2009) y el Premio Nobel de Medicina (2009), los tres premios compartidos con Elizabeth Blackburn.
Cuando en 2009 fue galardonada con el Nobel, su primera reacción fue de incredulidad, y después satisfacción y orgullo. "Una de las lecciones que he aprendido en las diferentes etapas de mi carrera es que la ciencia no se hace sola. Se avanza mediante la conversación y el compartir experiencias (...) Las nuevas ideas se convierten rápidamente en parte de la conciencia colectiva. Así es como la ciencia avanza y se generan nuevos conocimientos".
Cuando recibió la llamada desde Estocolmo una mañana de octubre, la Premio Nobel, Carol W. Greider, no estaba trabajando en su laboratorio o durmiendo. Ella estaba lavando la ropa, su caso no es aislado. Una gran parte de las mujeres científicas invierten una parte considerable de su tiempo en las tareas domésticas.
FUENTES: SEBBM DIVULGACIÓN (Nuria Martínez Medina) y MUJERES QUE HACEN HISTORIA.
IMÁGENES: GOOGLE
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