Una de las científicas más comprometidas con la lucha contra el SIDA.
60 millones de personas afectadas, más de 22 millones de muertos, un continente -África- al borde del colapso. A pesar del espeluznante currículum de la mayor pandemia del siglo XX, las siglas "SIDA" ya no son sinónimo de muerte, gracias al trabajo de los científicos. Muy especialmente el de la doctora Françoise Barré-Sinoussi, ganadora, junto con el profesor Luc Montaigner, del premio Nobel de Fisiología y Medicina en el año 2008 por la identificación y aislamiento del virus VIH.
Nacida el 30 de julio de 1947 en París, su interés por la naturaleza surgió en sus vacaciones infantiles en Auvernia. Pensó en estudiar medicina pero, finalmente, desistió para no ser una carga para su familia durante demasiado tiempo. Por ello, estudió Ciencias en la Universidad de París, luego obtuvo la maestría en Bioquímica y, en 1974, se doctoró, bajo la supervisión del profesor Jean-Claude Chermann, en Virología por la Facultad de Ciencias de esa misma Institución.
Desde que era estudiante en la Universidad de París, Barré-Sinoussi se interesó por la investigación. Una persona fundamental en la vida de la científica parisiense sería, precisamente, su director de tesis, el profesor Chermann, quien desde que ella estaba en tercer año de carrera le abrió las puertas del laboratorio del Instituto Pasteur. En una entrevista hecha por la revista CIC Network, la investigadora menciona que ella "quería trabajar en un laboratorio, porque sentada en los bancos de la facultad no aprendía mucho sobre investigación"; por lo cual, con el consentimiento de sus padres, buscó un laboratorio que la contratara a medio tiempo mientras continuaba sus estudios.
Realizó un postdoctorado en retrovirología en el Instituto Nacional de Salud, en Bethesda, Maryland. Permaneció un año en Estados Unidos y después regresó a Francia, más precisamente al Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica, en el Instituto Pasteur, para trabajar de nuevo en el laboratorio de Chermann, en la unidad del profesor Luc Montaigner. El grupo que se encontró a finales de 1970 e inicios de 1980 fue creciendo lentamente y era de los pocos que continuaban estudiando la relación entre los retrovirus y cánceres.
Cuando a finales de 1982 se diagnosticaron en un hospital de París los primeros pacientes de una misteriosa enfermedad contagiosa que no respondía a ningún tratamiento conocido, le encargaron la coordinación del equipo que había de investigar si el agente infeccioso era un virus. En la década de los 80 las líneas de investigación en el Instituto se basaban principalmente en el cáncer, relaciones retrovirales y leucemias; entonces, la llegada de un supuesto cáncer que se relacionaba a los homosexuales (y, por eso, en un principio llamado "cáncer rosa") fue el primer paso para que se iniciara la ardua investigación. En la entrevista mencionada más arriba, la científica comentaba que la mayor preocupación en ese momento era ayudar a los jóvenes que se veían en una situación difícil: "En esa época -ahora ya no-, los pacientes nos recordaban las figuras de los campos de concentración. Estamos hablando de pacientes muy jóvenes, de unos treinta años. Es muy duro presenciar ese tipo de injusticias. No se puede dejar morir a gente tan joven".
Para valorar la trascendencia de la tarea encomendada a Françoise Barré-Sinoussi, hay que recordar la conmoción que causó en el mundo la aparición de una enfermedad que anulaba el sistema inmunológico -llamada Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida, SIDA- y hacía que el organismo sucumbiera a infecciones oportunistas por hongos, bacterias u otros agentes patógenos, que eran inocuos en condiciones normales. Se le llamó la "peste rosa" porque afectaba fundamentalmente a homosexuales. Hizo cundir el pánico desatando una homofobia atroz y una ola de puritanismo. Varios actores de Hollywood intentaron quitar el estigma de los enfermos de SIDA, pero sus esfuerzos fueron baldíos porque la enfermedad era mortal. En contraste, los trabajos de los científicos dieron pronto sus frutos. Unos meses después de comenzar sus estudios, en mayo de 1983, Françoise y sus colaboradores publicaron el primer trabajo que identificaba el virus VIH como responsable del SIDA, una de las respuestas más rápidas que la ciencia ha dado a un problema médico. Con el descubrimiento del virus se accedió al entendimiento de la biología de la enfermedad y, años después, al tratamiento a base de antirretrovirales; que han logrado convertir una enfermedad mortal en una enfermedad crónica, devolviendo al ser humano la confianza en la ciencia.
El año de 1983 marcó un hito importante en la carrera de la investigadora, ya que comenzó una ardua investigación sobre el VIH en el Instituto Pasteur que aún continúa. En 1992 quedó como responsable de la Unidad de Biología de Retrovirus. Entre 1988 y 1998 participó en programas de colaboración en investigación de vacunas. Contribuyó activamente en varias sociedades científicas y comités del mismo Instituto Pasteur, además con otras organizaciones relacionadas con el estudio y tratamiento de la enfermedad, como la Agencia Nacional para la Investigación sobre el SIDA en Francia, en la Organización Mundial de la Salud y en el ONU-SIDA. Actualmente es presidenta del Comité Científico de la Agencia Nacional de Investigación sobre SIDA y Hepatitis viral (ANRS, por sus siglas en francés), además de formar parte del Consejo Directivo de la Sociedad Internacional del SIDA.
Debido a todo su trabajo de investigación, la científica Barré-Sinoussi ha recibido varios galardones tanto nacionales como internacionales. En 1988, recibió el premio de la Academia de Medicina Francesa; asimismo, en 1996 fue condecorada con el mérito de Caballero de la Legión de Honor. En el extranjero ha recibido premios por instituciones como la Sociedad Internacional contra el SIDA (IAS), pero sin duda el mayor reconocimiento recibido ha sido el Premio Nobel de Fisiología y Medicina, que le fue otorgado el 7 de diciembre de 2008, junto con su colega Luc Montaigner y el científico alemán Harald zur Hauseny, éste por su descubrimiento del virus del papiloma humano.
A pesar del éxito obtenido, la doctora Barré-Sinoussi no ha dejado de luchar contra el SIDA. Por un lado, como directora de la unidad de Retrovirus del Instituto Pasteur, sigue investigando para descifrar los misterios que aún entraña el virus VIH, intentando encontrar una curación definitiva y una vacuna. Por otro, comprometida con la recuperación de los enfermos de SIDA, visita regularmente el África subsahariana, donde se encuentra la mayor parte de los 33 millones de afectados, para establecer estrategias eficaces de lucha contra la enfermedad. Su compromiso es tan serio que no pudo dejar de responder al Papa Benedicto XVI cuando, en su visita a África en el año 2009, negó la eficacia del preservativo para prevenir el SIDA, recomendando en su lugar la abstinencia, en una contundente carta abierta publicada en Le Monde.
Científica brillante, trabajadora incansable, comprometida con los derechos de los más desfavorecidos y sin miedo a contradecir a las autoridades, esta mujer tiene además un chispeante sentido del humor que la hacen irresistible.
FUENTES: SEBBM DIVULGACIÓN (Adela Muñoz Páez, Dpto. de Química Inorgánica, Facultad de Química de la Universidad de Sevilla); BIOGRAFIASYVIDAS.COM; LETRAESE.ORG (Gustavo Y. Sánchez Marcial).
IMÁGENES: GOOGLE.
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