Barbara McClintock, la madre de la genética moderna
(Hartford, EE.UU., 1902 - Huntington, id., 1992) Bióloga y botánica estadounidense. Obtuvo el doctorado en botánica por la Universidad de Cornell en 1927 y se incorporó al Instituto Carnegie de Washington en 1941. Profesora del Instituto de Tecnología de California e investigadora por su laboratorio de genética de Cold Spring Harbor de Nueva York, es conocida principalmente por su descubrimiento de que los genes del maíz pueden transferir sus posiciones en los cromosomas (Genética, 1944), lo cual resultó ser de gran importancia para la comprensión de los procesos hereditarios y abrió las puertas a la posibilidad de orientar las mutaciones. Las conclusiones teóricas de sus trabajos fueron confirmadas treinta años después.
Como tantas mujeres que dedicaron su vida a la ciencia, a la estadounidense Barbara McClintock le costó que se le reconocieran los méritos logrados en sus investigaciones. Hoy se la considera una figura indispensable en el desarrollo de la genética, y sus descubrimientos le valieron el Premio Nobel de Medicina en 1983, el primero que conseguía una mujer de forma individual en esta categoría. Sin embargo, el camino para lograr los laureles del éxito no fue precisamente sencillo.
En la conferencia que dio al recibir el Premio Nobel ("The Significance of Responses of the Genome to Challenge"), McClintock explicó cómo las células pueden responder a la presión ambiental a la que se ven sometidos los organismos vivos mediante una reestructuración de su genoma; estos mecanismos explicarían la formación de nuevas especies, y serían la base de los cambios evolutivos. McClintock realizó sus estudios genéticos fundamentalmente con maíz, realizando numerosas hibridaciones entre diferentes variedades, lo que le permitió asimismo describir la historia evolutiva y origen de esta planta.
Barbara McClintock estudió en la Cornell University en Ithaca (NY) en la década de 1920, terminando su doctorado en 1927. En el departamento de genética de esta universidad, dirigido por R.A. Emerson y el citólogo L.W. Sharps, hubo numerosos estudiantes que llegaron a ser genetistas distinguidos, como George Beadle, Marcus Rhoades y la misma Barbara McClintock. Mientras realizaba su tesis doctoral trabajó como Instructora de Botánica en la misma universidad. Cuando T.H. Morgan visitó la Cornell en 1931, se quedó tan impresionado con los descubrimientos de McClintock que le insistió para que los publicara cuanto antes: en ellos se probaba que el intercambio cromosómico de material genético producía nuevas variedades de maíz. Poco después de que su trabajo fuera publicado, el genetista alemán Curt Stern publicó descubrimientos similares en las moscas de la fruta (Drosophila). Marcus Rhoades, que presentó en 1933 la tesis doctoral, realizada bajo la dirección de T.H. Morgan, sobre la esterilidad masculina en el maíz híbrido, se unió al proyecto de McClintock de elaborar el mapa genético de la planta de maíz. En 1935 Rhoades pasó a ser investigador de genética en Iowa y participó en el establecimiento del "Iowa Corn Field Test"; su trabajo estuvo en relación con el de Barbara McClintock.
En 1936, McClintock era profesora asistente en el departamento de botánica de la Universidad de Missouri y vicepresidenta de la Sociedad Americana de Genética. En 1941 dejó la Universidad de Missouri y se unió al grupo de genetistas de Cold Spring Harbor, donde obtuvo el apoyo financiero permanente de la Carnegie Institution de Washington. Fue en Cold Spring Harbor donde hizo su descubrimiento de la transposición genética, las partes móviles de los cromosomas que más tarde se llamarían "transposomas" o "genes saltadores". Trabajando con plantas de maíz, más complejas, McClintock había identificado estos elementos genéticos veinte años antes que los biólogos moleculares que estaban trabajando con formas de vida mucho más simples. Los científicos que habían sido escépticos con sus descubrimientos tuvieron ahora que admitir que el dogma central del ADN (es decir, ADN ® ARN ® proteínas) ya no estaba fijado inmutablemente. Además podían ver que su propia investigación confirmaba los hallazgos de ella sobre la existencia de elementos genéticos transponibles. El genetista James Shapiro resumió acertadamente la resistencia a veces agria que McClintock había encontrado:
"Los elementos transponibles son un ejemplo de cómo las nuevas ideas son aceptadas fríamente por la comunidad científica. Si ella dice que algo ha ocurrido, ella lo ha visto en docenas y cientos de casos. Una razón de que la gente no lea sus papeles es porque la documentación es enormemente densa. Así pues, primero dijeron que estaba loca; después dijeron que ello era peculiar del maíz; luego dijeron que se daba en todas partes pero no tenía significado; y entonces, finalmente, se dieron cuenta de su significado".
En el último cuarto de su vida, McClintock fue honrada con muchas medallas y títulos honorarios en reconocimiento por la gran importancia de su trabajo. Entre estos títulos se encuentran los de las universidades de Harvard y Rockefeller, la beca indefinida MacArthur Laureate Award, el Lasker Award de Investigación Médica Básica y el Wolf Foundation Awar.
Con motivo de la concesión del Premio Nobel de Medicina y Fisiología, el periódico El País publicó, el 11 de octubre de 1983, la siguiente noticia:
"Barbara McClintock, científica norteamericana de 81 años de edad, ha obtenido el Premio Nobel de Medicina 1983 por sus descubrimientos sobre genética, realizados hace 30 años. La importancia de los elementos genéticos móviles descubiertos por esta especialista en genética vegetal no se reveló hasta la última década, cuando arrojaron una nueva luz sobre la organización y función de los genes, señaló ayer el Instituto Karolinska de Estocolmo al hacer público el fallo.
Barbara McClintock es la tercera mujer que conquista el Premio Nobel de Medicina y la primera que lo gana a título individual. Las dos anteriores, también de nacionalidad estadounidense, fueron Gerty Cori, que lo obtuvo en 1947, y Rosalyn Yallow, en 1977. Barbara McClintock ha sido distinguida por el Comité Nobel con el Premio de Medicina y Biología correspondiente a 1983 por sus hallazgos sobre la existencia de estructuras móviles en la masa genética. Las conclusiones fundamentales de las investigaciones de McClintock fueron obtenidas hace más de 30 años, trabajando sola y cuando no se tenían antecedentes para una cabal comprensión de la importancia de sus observaciones, ha señalado el Instituto. El galardón viene a premiar con sentido retroactivo sus aportaciones.
Los trabajos de la investigadora norteamericana han permitido mostrar la existencia de todo un mundo de fenómenos genéticos hasta ahora desconocidos. La mayor parte de sus conclusiones fueron publicadas en un informe anual del instituto donde trabaja, y en cartas que intercambiaba con botánicos que investigaban sobre el maíz.
Se estima en los medios científicos que estas investigaciones abren insospechadas posibilidades en el campo de la biología y la medicina. En el curso de los años sesenta se comprobó la presencia de estructuras genéticas móviles en las bacterias, a las que se puede transferir la resistencia a los antibióticos.
El conocimiento de este fenómeno tiene una gran importancia para el tratamiento de las enfermedades infecciosas. Así, en el parásito que produce la denominada enfermedad del sueño se encuentran estructuras genéticas móviles que hacen que el tripanosoma pueda eludir el mecanismo inmunizante del organismo huésped, lo que hace más difícil el tratamiento de la enfermedad.
Cambio de color en el maíz
Las primeras observaciones que condujeron a los descubrimientos de McClintock fueron efectuadas por ésta en el maíz, donde comprobó que ciertas formas de inestabilidad en sus células daban como resultado que los granos presentaran trazos de colores diferentes en lugar de una pigmentación homogénea.
Al mismo tiempo, las células presentaban otras modificaciones en sus cromosomas. McClintock descubrió que esas anomalías en los granos de maíz se debían a que ciertas estructuras eran desplazadas en un mismo cromosoma.
Se ha comprobado también que la transferencia total -o parcial- de los caracteres hereditarios juega un papel en la producción de células tumorales y que los genes que comandan las propiedades de las células, los denominados oncogenes, han sufrido, en diferentes tipos de tumores, transferencias en el seno de la masa hereditaria.
Cuando la norteamericana comenzó los trabajos que desembocarían en el descubrimiento de las estructuras genéticas móviles se conocía ya una forma de inestabilidad genética entre las plantas y los insectos (la mosca del vinagre), que se manifestaba en que ciertas regiones de los cromosomas sufrían más que otras las modificaciones hereditarias. En el maíz el fenómeno determinaba la presencia de colores divergentes en sus granos. Los trabajos de McClintock han sido comparados, por su semejanza e importancia, con las aportaciones del austriaco Mendel al conocimiento de las leyes de la herencia.
Al haber obtenido el Premio Nobel de Medicina como única galardonada, McClintock ha roto lo que ya constituía una tradición en este premio, que desde 1961 se venía concediendo a más de un científico cada año.
FUENTES: Biografiasyvidas.com; Mujeresdeciencia.blogia.com; y El País (fecha de 11 de octubre de 1983).
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