Premio Nobel de Medicina, en 1988.
"No me sentí inclinada hacia la ciencia hasta que mi abuelo murió de cáncer de estómago. Decidí que nadie debía sufrir tanto".
(Nueva York, 1918 - Chapel Hill, 1999) Gertrude Belle Elion, bioquímica y farmacóloga estadounidense, ha pasado a la historia como una de las científicas más importantes de la historia en el campo de la Medicina. Sus investigaciones en diversas disciplinas obtuvieron resultados impresionantes: sintetizó el primer tratamiento contra la leucemia y el primer inmunodepresor para realizar trasplantes, y su trabajo sirvió de base para desarrollar el AZT, un fármaco para combatir el virus del sida. Como muchas otras mujeres de ciencia, lo logró en un mundo masculino, en el que el papel de ellas era habitualmente menospreciado. El tiempo pondría las cosas en su sitio, cuando Elion fue galardonada con el Premio Nobel de Fisiología y Medicina de 1988 por el desarrollo de medicamentos que trataban importantes enfermedades, especialmente el cáncer, y que además fueron los precursores para la síntesis de otros nuevos.
Nacida en Nueva York en 1918, era hija de padres inmigrantes (él era un dentista lituano; ella procedía de lo que hoy es Polonia) y pasó sus primeros años de vida en un barrio humilde de Nueva York. Gertrude B. Elion pudo realizar estudios superiores gracias a sus buenas calificaciones en secundaria, por las que fue admitida en el Hunter College, una escuela pública. El crack financiero de 1929 había afectado de modo considerable a la situación económica de la familia, que no podía permitirse pagar para que su hija estudiase en la universidad.
Gertrude pronto destacó en una facultad femenina en la que la gran mayoría de las alumnas sólo pretendía finalizar los estudios para trabajar de profesoras. Ella, sin embargo, quería investigar. Se había matriculado en Química con la intención de encontrar algún día un remedio contra el cáncer. La muerte de su abuelo -con el que estaba muy unida- por esta enfermedad, cuando ella contaba con 15 años de edad, fue el catalizador de su decisión.
Gertrude Elion no lo tuvo fácil. Para poder obtener el título universitario tras sus estudios, tenía que matricularse en la Universidad de Nueva York. Como aquí sí había que pagar, presentó su candidatura a varios puestos de asistente de profesores para obtener los fondos necesarios. Ninguno la aceptó, porque eran trabajos reservados a hombres. Por ello, se introdujo en el campo de la enseñanza e impartió clases de bioquímica a las enfermeras del Hospital School of Nursign de Nueva York durante tres meses. Después encontró un puesto de ayudante de un químico, gracias al cual añadió experiencia a su currículum, con la que compensar un salario inexistente en inicio y ridículo después.
En 1939, sus pequeños ahorros le permitieron entrar en la escuela de graduados de la Universidad de Nueva York, donde consiguió graduarse en un año. Terminados estos estudios, Gertrude necesitaba realizar un trabajo de investigación para obtener el grado de Máster, pero sus necesidades económicas la llevaron otra vez al mundo de la enseñanza como profesora sustituta de ciencias en las escuelas de Nueva York, mientras realizaba sus trabajos de investigación por la noche y durante los fines de semana en la Universidad de Nueva York. Así, en 1944, obtuvo su Máster en Química por dicha universidad.
Trabajó en los laboratorios de varias empresas, pero eran más bien trabajos de control de calidad y no tenían ninguna relación con la investigación; no obstante, aprendió mucho sobre el instrumental del laboratorio, hasta que, después de buscar en muchas agencias de trabajo, fue cautivada por un puesto como ayudante de George Herbert Hitchings en los laboratorios Burroughs Wellcome (ahora Glaxo Wellcome), en 1944; trabajo que acabaría resultando fundamental para su futuro. Allí adquirió grandes conocimientos y responsabilidades, y no sólo se dedicó a la química orgánica sino que extrapoló sus estudios al campo de la microbiología, la enzimología, la inmunología y la farmacología. Sentó así las bases para una carrera profesional que ha servido para salvar muchas vidas y hacer más llevaderas otras tantas.
Las investigaciones de Gertrude B. Elion, sola o en colaboración con Hitchings, concluyeron con el descubrimiento de fármacos como el primer tratamiento contra la leucemia o el primer inmunodepresor para pacientes con órganos trasplantados. Asimismo, sintetizó medicamentos contra la malaria, la gota, las infecciones urinarias y el herpes viral, entre otras dolencias. La técnica de ambos resultó innovadora por basarse en las diferencias entre las células humanas normales y las cancerosas del cuerpo humano, así como las células bacterianas y los virus, y las relaciones causa-efecto en numerosas enfermedades. Con toda la información obtenida, estudiaron la forma de elaborar drogas y medicamentos que inhibieran el desarrollo de una patología y, sobre todo, de un cáncer.
"La idea era hacer investigación, buscar nuevos caminos a conquistar, nuevas montañas que escalar"
COMBATIENDO LA ENFERMEDAD
Gertrude debía colaborar en una investigación sobre la biosíntesis de los ácidos nucleicos y las enzimas que los envuelven, formando parte del equipo de G.H. Hitchings.
Fue una investigación que revolucionó no sólo la misma forma de investigar, sino la propia producción de medicamentos y, por ende, a la misma Medicina.
En vez del método clásico de ensayo y error, ellos utilizaron las diferencias bioquímicas entre las células humanas normales y las patógenas (los agentes causantes de enfermedades).
De este modo diseñaron los fármacos que podrían eliminar o inhibir la reproducción de patógenos particulares, sin dañar las células huéspedes.
Estudiaron las sutiles diferencias en la reproducción celular y desarrollaron drogas que interrumpían el ciclo celular de las anormales, sin alterar las sanas. Ése era el secreto.
De esta forma descubrieron gran cantidad de nuevos fármacos que ayudaron a combatir otras tantas enfermedades. Entre ellas:
- el 6-mercaptopurina, de nombre comercial Purinetol, el primer tratamiento contra la leucemia que se desarrolló. Por entonces la leucemia infantil era mortal de necesidad; hoy sobreviven el 80 % de los pacientes.
- la Azatioprina, de nombre comercial Imuran, el primer agente inmunosupresor, usado para evitar los rechazos en los trasplantes de órganos.
- el Allopurinol, de nombre comercial Zyloprim, contra la gota; una enfermedad que puede ser mortal para pacientes en quimioterapia.
- la Pirimetamina, de nombre comercial Daraprim, contra la malaria.
- el Trimetoprim, de nombre comercial Septra, contra la meningitis, la septicemia, e infecciones bacterianas del tracto urinario y respiratorio.
- el Aciclovir, de nombre comercial Zovirax, contra herpes virales, también mortal para pacientes en quimioterapia.
Como se puede ver, muchas veces los científicos son también inventores.
En reconocimiento a su trabajo y a sus importantes descubrimientos, la academia sueca le concedió el Premio Nobel de Fisiología y Medicina de 1988, que compartió con su colega George H. Hitchings, con el que había trabajado durante 40 años, y con el investigador Sir James Black.
Diez años más tarde fallecía de causas naturales, tras haber dedicado toda una vida a la farmacología enfocada a la curación de enfermedades.
No se casó nunca ni tuvo hijos. Manifestó estar convencida de que si hubiera tenido obligaciones familiares, no hubiera podido avanzar igual en su carrera. Fue una Hacedora de la Ciencia...
FUENTES: BIOGRAFÍASYVIDAS.COM; MQCIENCIA.COM; ENROQUEDECIENCIA; ES.WIKIQUOTE.ORG
IMÁGENES: GOOGLE
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