Por Aroa Jarillo | Se sirve en frío
A veces se me olvida lo mucho que debo quererme. Se lo digo a l@s demás, le digo a l@s demás que me quiero mucho, pero a veces no. A veces pienso que no soy lo suficientemente buena, ni guapa, ni inteligente. A veces pienso que mi culo es demasiado grande o que a estas alturas debería tener más conocimientos. A veces creo que ese carácter mío del que estoy tan orgullosa no es tan bueno, que a veces espanto a la gente. A veces pienso que debería ser más tranquila, más sosegada, no hablar tan alto, no ser tan directa.
Pero nunca supe ser de otra manera, y entonces... entonces descubrí el feminismo y el feminismo me enseñó a quererme, a respetarme, a valorarme.
El feminismo me contó que el tamaño de mi culo no tiene nada que ver con mi valor, me contó que no tenía que amainar mi carácter, que es mío y que está ahí para algo. Que lo de "calladita estás más guapa", es mentira. Que lo de guapa se lo inventaron para hacernos sentir inseguras y lo de calladitas... ¿para qué quiero una boca con dientes sino es para hablar y morder?
Lo siento feminismo, a veces se me olvida lo mucho que debo quererme. A veces se me olvida, pero ahí estás tú para hacerme sentir bien.
Hablar de feminismo es hablar de mucho, es hablar de lucha, de igualdad, de derechos... y todavía hay quien dice que no es feminista pero cree en la igualdad de hombres y mujeres y entonces yo pienso... ¡¡¡IGNORANTE!!!, y me imagino golpeándole con un diccionario de la Real Academia de la Lengua. Pero no, no lo hago, respiro y empiezo: "la definición del feminismo es...".
FUENTE: CapitalNoroeste.es
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