El comercio y la explotación de seres humanos a través de la trata es una de las más graves violaciones de la dignidad humana que existen. Navi Pillay (Alta Comisionada para los Derechos Humanos. Naciones Unidas, 2014).
Del 26 al 29 de enero de 1999, la Coalición contra el tráfico de mujeres convocó en Bangladesh a una conferencia global titulada "Organizándonos contra la explotación sexual regional y global", a la cual asistieron alrededor de 400 delegadas de Asia, África, Europa, Latinoamérica y Norteamérica para dedicarse a estas preocupaciones crecientes. Los objetivos centrales de la mencionada conferencia eran forjar un entendimiento común acerca de la prostitución y el tráfico y la explotación sexual de mujeres y niños y niñas; y desarrollar estrategias comunes y específicamente regionales.
Entre los resultados a destacar de esta conferencia global, se encuentran la elaboración de la Declaración de Bangladesh y la propuesta de adoptar a nivel mundial el 23 de septiembre como el Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños, en reconocimiento a la Ley Palacios, primer intento legislativo en el continente americano, contra la prostitución de mujeres, niñas y niños. Esta ley cuyo autor fue el Dr. Alfredo Palacios, aprobada desde 1913 en Argentina, es la primera ley en América que protege a las víctimas de explotación sexual, combate el flagelo y penaliza a los responsables.
La explotación sexual se define como cualquier tipo de actividad en que una persona utiliza el cuerpo de otros u otras, sean adultos/as, niños/as o adolescentes, para sacar un provecho de carácter sexual y/o económico, basándose en una relación de poder, considerándose explotador todo aquel que intermedia u ofrece la posibilidad de la relación con la víctima, no importa si la relación es frecuente, ocasional o permanente.
La explotación sexual y el tráfico de mujeres, niñas y niños es una lacra global que afecta a todas las regiones del planeta, tratándose en la práctica de una forma moderna de esclavitud. Naciones Unidas señala que entre 4 y 5 millones de personas son vendidas anualmente víctimas de la trata, el 80% para su explotación sexual. Es una vulneración de los derechos humanos que atenta contra la vida, la integridad, la libertad y la dignidad de las personas y tiene un claro componente de género, al ser sus víctimas mayoritariamente mujeres. Además, después de la venta de armas y de drogas, constituye el tercer negocio ilegal más lucrativo del mundo.
En el caso de la infancia, la explotación sexual conlleva una serie de prácticas que dañan la vida de los niños, la degradan y ponen en peligro su supervivencia y desarrollo. Aunque no existen estadísticas fiables sobre este fenómeno, la Organización Internacional del Trabajo ha estimado que cerca de 1,8 millones de niños/as son víctimas de la explotación con fines sexuales. Esta cifra incluye la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños/as para la prostitución, la producción de pornografía o las actuaciones pornográficas.
Por ello, es importante y necesario impulsar acciones eficaces y duraderas. Pero, a pesar de tratarse de un problema de alcance mundial, hay países en los que la realidad de la explotación sexual infantil y la ausencia de iniciativas para combatirla son especialmente alarmantes.
FUENTE: El Confidencial; Comisión Nacional de los Derechos Humanos México
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