Un día como hoy, pero de 1851, fallecía Mary Shelley, creadora de Frankenstein e hija de la escritora y feminista Mary Wollstonecraft, autora de Vindicación de los derechos de la mujer.
"Uno de esos seres que sólo aparecen una vez por generación, para arrojar sobre la humanidad un rayo de luz sobrenatural. Ella brilla, aunque parezca oscurecerse y los hombres crean que está apagada, pero se reanima de repente para brillar eternamente".
Mary Shelley (hija de Mary Wollstonecraft y autora de Frankestein)
Mary Wollstonecraft Godwin, más conocida como Mary Shelley (Londres, 30 de agosto de 1797 - ídem, 1 de febrero de 1851), fue una narradora, dramaturga, ensayista, filósofa y biógrafa británica, reconocida sobre todo por ser la autora de la novela gótica Frankenstein o el Moderno Prometeo (1818). También editó y promocionó las obras de su esposo, el poeta romántico y filósofo Percy Bysshe Shelley.
Hija del filósofo William Godwin y de la escritora y filósofa feminista Mary Wollstonecraft. A los pocos días de su nacimiento, su madre murió de unas fiebres dejando a su marido al cuidado de Mary y de su hermanastra de tres años y medio Fanny Imlay. Godwin contrajo matrimonio con su vecina, Mary Jane Clairmont, que ya tenía dos hijas, y con la que el filósofo alumbraría un nuevo vástago. Godwin llevó a sus dos hijas a la unión, sin embargo, Mary nunca se llevó bien con su madrastra, quien decidió que sólo su hermanastra fuera enviada a la escuela.
Godwin dio a su hija una educación que la alentó a adherirse a las teorías políticas liberales. En efecto, recibió una educación avanzada para una niña de su época. Tuvo una institutriz y una tutora, y leyó varios de los libros para niños de su padre sobre historia antigua de Roma y Grecia en su lengua original. Durante seis meses, en 1811, vivió en un internado en Ramsgate. Su padre la describió a los quince años como una chica "singularmente valiente, un tanto imperiosa y de mente abierta. Sus ansias de conocimiento son enormes, y su perseverancia en todo lo que hace es casi invencible".
En junio de 1812, su padre envió a Mary a vivir con la familia disidente del radical William Baxter, ubicada cerca de Dundee, en Escocia. Escribió a Baxter: "Estoy ansioso de que ella crezca, como filósofa, o incluso como escéptica". Los historiadores han especulado con que ella fue enviada fuera del país por motivos de salud, para protegerla del lado sórdido de los negocios, o para introducirla en la política radical. Mary Godwin vivió en la casa de Baxter en compañía de sus cuatro hijas durante diez meses, tras los cuales regresó al norte, en el verano de 1813. En la introducción de Frankenstein, de 1831, ella escribió: "Imaginé este libro allí. Fue bajo los árboles que rodean la casa, o en las desiertas laderas de las montañas cercanas, en donde tuvieron lugar mis primeras ideas genuinas y los primeros vuelos de mi imaginación".
En 1814, a los dieciséis años de edad, Mary abandonó su hogar y su país con el poeta Percy Shelley, con el que había iniciado una relación a pesar de estar casado. La pareja, junto con la hermanastra de Mary, Claire Clairmont, vivieron en Francia y viajaron por Europa. A su regreso a Inglaterra, Mary estaba embarazada.
Perdidamente enamorada de Percy B. Shelley desde la primera vez que lo vio, Godwin no puso ningún reparo en que corriera tras él. No fue ese el caso de la esposa del poeta, quien, humillada, ofendida y embarazada, siguió a la feliz pareja hasta La Spezia, localidad de la costa italiana en que se establecieron.
Durante los dos años siguientes, ella y Percy se enfrentaron al ostracismo social, a las deudas constantes y a la desgracia del fallecimiento de su hija, nacida prematuramente. Se casaron a finales de 1816, después de que la primera esposa de Percy se quitara la vida ahogándose. Fruto de esta convivencia fueron varios embarazos y un único hijo, un varón, sólo el pequeño Percy Florence sobrevivió a la infancia.
Creadora del libro que inauguró la ciencia ficción y que aún hoy se erige como uno de los grandes relatos de horror de todos los tiempos; en 1818 publicó la primera y más importante de sus obras, la novela Frankenstein o el moderno Prometeo. Según parece, escribió la historia de Victor Frankenstein por una apuesta. La noche del 16 de junio de 1816, se reunió con Lord Byron y otros en una villa en los alrededores de Ginebra. Encerrados en la casa por una tormenta, se leyeron cuentos de terror para entretenerse. Mary imaginó entonces a Frankenstein inspirada en una pesadilla que tuvo a los dieciocho años de edad. Escribió la novela tras una apuesta con Byron, tal y como narra ella misma en el prólogo de la edición de Frankenstein de 1831. Esta obra, un logro más que notable para una autora de sólo 20 años, se convirtió de inmediato en un éxito de crítica y público. La historia de Frankenstein, estudiante de lo oculto y de su criatura subhumana creada a partir de cadáveres humanos, se ha llevado al teatro y al cine en varias ocasiones.
No logró tal popularidad con ninguna de sus obras posteriores o la excelencia de esta primera, pese a que escribió otras cuatro novelas, varios libros de viajes, relatos y poemas. Su novela El último hombre (1826), considerada lo mejor de su producción, narra la futura destrucción de la raza humana por una terrible plaga. Lodore (1835) es una autobiografía novelada. Tras la muerte de su esposo, en 1822, Mary se dedicó a difundir la obra del poeta. Publicó así sus Poemas póstumos (1824) y editó sus Obras poéticas (1839) con valiosas y detalladas notas.
Mary Shelley falleció en Londres, mientras dormía, el 1 de febrero de 1851. Su última voluntad fue ser enterrada junto a sus padres. Descansan en el cementerio de St. Peter, Bournemouth.
TEMÁTICAS LITERARIAS
Mary Shelley tuvo una vida basada en la literatura. Su padre la alentó a escribir empezando con las cartas, y su ocupación favorita de niña era componer historias. Desafortunadamente, todas las obras que Mary escribió cuando era joven se perdieron cuando huyó con Percy en 1814, ya que ninguno de sus manuscritos encontrados está fechado antes de ese año. Se cree que su primera obra publicada fue Mounseer Nongtongpaw, una serie de versos cómicos escritos por Godwin cuando tenía diez años y medio; sin embargo, el poema se le atribuye a otros autores en las colecciones más recientes de sus trabajos. Percy Shelley alentó con entusiasmo a Mary para que fuese escritora: "Mi esposo estaba, al principio, muy ansioso de que yo pudiese mostrar orgullosamente mi origen, y escribir mi propia página en el libro de la fama. Siempre me incitó a obtener reputación en el ámbito literario".
Elementos autobiográficos
Ciertas secciones de las novelas de Mary Shelley se interpretan como reescrituras encubiertas de su propia vida. La crítica ha señalado la repetición en los libros de los argumentos basados en la relación padre-hija, en particular como evidencia de su estilo autobiográfico. Por ejemplo, los historiadores frecuentemente consideran Mathilda (1820) como autobiográfica, identificando a los tres personajes principales como versiones de Mary Shelley, William Godwin y Percy Shelley. Mary Shelley misma declaró que basó a los personajes principales de El último hombre en los amigos que conoció en Italia. Lord Raymond, quien deja Inglaterra para pelear para Grecia y muere en Constantinopla, está basado en Lord Byron; y el utópico Adrian de Windsor, quien lidera a sus seguidores en la búsqueda de un paraíso natural y muere cuando su barco se hunde en una tormenta, es un retrato ficticio de Percy Bysshe Shelley. William Godwin catalogó a los personajes de su hija como estereotipos, en lugar de retratos de la vida real. Algunos críticos modernos han tomado el mismo punto de vista, resistiéndose a las interpretaciones autobiográficas de las obras de Mary Shelley.
Géneros de novelas
Mary Shelley emplea las técnicas de varios géneros de novela diferentes, principalmente el que seguía Godwin, el estilo de novela histórica de Walter Scott y la novela gótica. El estilo basado en Godwin, popularizado durante la década de 1790 con obras como Caleb Williams, del mismo Godwin, "emplearon una forma similar a la de Rousseau para explorar las relaciones contradictorias entre el individuo y la sociedad"; Frankenstein exhibe varios recursos literarios similares a los de la novela de Godwin. Sin embargo, Shelley critica aquellos ideales de la educación que Godwin promueve en sus obras. En El último hombre, utiliza la forma filosófica de dicha corriente para demostrar la falta de sentido que tiene el mundo. Mientras que las primeras novelas con este estilo mostraban cómo los individuos podían, lentamente, transformar la sociedad, El último hombre y Frankenstein demuestran la carencia de control de la persona sobre la historia.
Esta autora usa la novela histórica para recrear las relaciones entre hombres y mujeres; por ejemplo, Valperga es una versión feminista del estilo masculino de Scott. Al introducir mujeres en cierto tipo de relatos, cosa que no había sido hecha nunca antes, Shelley cuestiona las instituciones políticas y teológicas establecidas. Shelley describe al protagonista masculino como compulsivo y sediento de sangre, en contraste con la alternativa femenina, representando la razón y la sensibilidad. En Perkin Warbeck, la otra novela histórica de Shelley, Lady Gordon demuestra los valores de la amistad, la sencillez y la igualdad. A través de ella, Shelley ofrece una alternativa femenina al poder político masculino, que destruye a los personajes. La novela provee una narrativa histórica diferente a la acostumbrada, para desafiar a la que sólo tiene protagonistas masculinos.
Feminismo
Con el auge de la crítica literaria feminista llevada a cabo en la década de 1970, las obras de Mary Shelley, particularmente Frankenstein, comenzaron a atraer más atención de los y las eruditas. Las y los críticos tuvieron un papel principal en este suceso. Ellen Moers fue una de las primeras en decir que la pérdida que sufrió Mary de sus hijos fue una influencia crucial en la creación de Frankenstein. Argumenta que la novela es un "mito del nacimiento" en la cual Shelley aborda temáticas como su culpabilidad por haber causado la muerte de su madre y por haber fallado como madre ella misma. Según el punto de vista de Moers, es una historia que muestra "qué le sucede a un hombre cuando trata de tener un bebé sin una mujer [...] [Frankenstein] está profundamente a favor de la naturaleza y opuesto a los métodos anormales de producción y reproducción". La falla de Victor Frankenstein como "padre" en la novela ha sido analizada como una expresión de la ansiedad que acompaña al embarazo, el hecho de dar a luz y particularmente la maternidad.
Sandra Gilbert y Susan Gubar argumentaron en su libro La maniática en el ático (1979) que en Frankenstein en particular, Shelley respondió a la tradición literaria masculina representada por John Milton en El paraíso perdido. Según ellas, Shelley reafirma esta tradición masculina, incluyendo la misoginia intrínseca, pero al mismo tiempo "oculta fantasías de igualdad que ocasionalmente explotan en imágenes monstruosas de cólera". Mary Poovey considera a la primera edición de Frankenstein como una muestra perfecta del estilo presente en la mayoría de los trabajos de Shelley, el cual se caracteriza por las autorreferencias y por la narrativa feminista convencional. Poovey sugiere que las múltiples narrativas de Frankenstein le permiten a Shelley mostrar su faceta artística: "puede expresarse y pasar desapercibida al mismo tiempo". El temor de Shelley de darse a conocer mediante sus trabajos se refleja en el destino del doctor Frankenstein, quien es castigado por su egocentrismo perdiendo a todos sus seres queridos.
Las críticas feministas a menudo se focalizan en los autores en sí mismos, particularmente las mujeres, representadas en y a través de las novelas de Shelley. Como explica la historiadora de Shelley, Anne Mellor, Mary usa la ficción gótica no sólo para explorar el deseo sexual femenino reprimido, sino también como una forma de "censurar sus propias palabras en Frankenstein". Según Poovey y Mellor, Shelley no quería promoverse a sí misma como escritora y se sentía profundamente incapaz de serlo, y "esta vergüenza contribuyó a la creación de sus imágenes ficticias de la anormalidad, la perversión y la destrucción".
Las obras de Shelley se centran en el papel de la familia en la sociedad y el rol de la mujer dentro de esa familia. Hace notar "las características afectivas y compasivas propias de las mujeres" asociadas con la familia y sugiere que la sociedad civil no funcionaría bien sin ellas. Shelley estaba "profundamente comprometida con la cooperación, la dependencia mutua y el sacrificio propio". En Lodore, por ejemplo, la historia principal trata de la suerte de la esposa y la hija del personaje que le da el nombre a la novela, Lord Lodore, quien es asesinado en un duelo al final de la primera parte, dejando un camino de obstáculos legales y financieros que las "heroínas" deben superar. La novela está basada en temáticas políticas e ideológicas, particularmente la educación y el rol social de las mujeres. Analiza la cultura patriarcal que separa a los sexos y que posiciona a las mujeres bajo la dependencia de los hombres. Según el punto de vista de la historiadora Betty Bennett, "la novela propone sistemas educativos igualitarios para el hombre y la mujer, el cual traería justicia social además de beneficios espirituales e intelectuales para enfrentar los desafíos que la vida trae siempre". Sin embargo, Falkner es la única de las novelas de Mary Shelley en la cual la heroína triunfa. El final de la novela propone que los valores femeninos triunfan sobre la violencia masculina y que los hombres deberían tener "compasión, comprensión y generosidad" para ser mejores.
Ilustración y Romanticismo
Frankenstein, como casi todas las novelas góticas de su período, mezcla una temática visceral y marginal con una especulativa y que presenta ideas sin precedentes. En lugar de focalizarse en los giros y cambios del argumento, la novela resalta las luchas mentales y morales del protagonista, Victor Fankenstein, y Shelley combina el texto con su propia dosis de romanticismo político, el cual critica el individualismo y el egocentrismo del romanticismo tradicional. Victor Frankenstein es como Satanás en El paraíso peridido y como Prometeo: se rebela contra la tradición, crea vida y modela su propio destino. Estos rasgos no son retratados positivamente; como escribe Blumberg, "su impecable ambición es un engaño a sí mismo, disfrazada como la búsqueda de la verdad". Frankenstein debe abandonar a su familia para cumplir su ambición.
Mary Shelley creía en la idea basada en los pensadores de la Ilustración de que la gente podía mejorar la sociedad a través del ejercicio responsable del poder político, y temía que la práctica irresponsable de ese poder llevaría al caos. En la práctica, sus obras critican ampliamente a los pensadores del siglo XVIII tales como sus padres, los cuales creían en que debería generarse un cambio. El monstruo de Frankenstein, por ejemplo, lee libros asociados con ideales radicales, pero la educación que obtiene no le sirve. Las obras de Shelley la muestran menos optimista que Godwin y Wollstonecraft, niega la teoría de Godwin de que la humanidad finalmente será perfeccionada.
Política
Los y las críticas han citado recientemente a Lodore y a Falkner como evidencia de las crecientes tendencias conservadoras en las últimas obras de Mary Shelley. En 1984, Mary Poovey creyó detectar un repliegue de Mary Shelley desde posturas reformistas hacia la "esfera separada" de lo doméstico; opinión que ha tenido amplia repercusión. Poovey sugirió que Mary Shelley escribió Falkner para resolver sus conflictos interiores en materia política, ya que se veía a sí misma como una combinación del radicalismo liberal de su padre y su insistencia absoluta en el decoro social. Anne Mellor estuvo ampliamente de acuerdo, argumentando que "Mary Shelley conectó su ideología política alternativa con la metáfora de la familia pacífica, cariñosa y burguesa. Así, apoyó plenamente la visión conservadora de la reforma gradual evolutiva". Este punto de vista les permitió a las mujeres tener una mayor influencia sobre las instituciones públicas, aunque continuó vigente la desigualdad característica de la familia burguesa.
Sin embargo, durante la última década este punto de vista ha sido desafiado. Por ejemplo, Bennett dice que las obras de Mary Shelley revelan un compromiso constante con el idealismo romántico y las reformas políticas, y el estudio de Jane Blumberg de las primeras obras de Shelley argumenta que su carrera no puede ser dividida fácilmente entre mitades liberales y conservadoras. Dice que "Shelley nunca fue una radical apasionada como su esposo, y su estilo de vida antes de su muerte no fue asumido abruptamente ni lo sintió como una traición. Estaba, en efecto, desafiando las influencias políticas y literarias de su círculo en sus primeras obras". Según esta interpretación, las primeras novelas de Shelley fueron un desafío al radicalismo de Godwin y Percy Bysshe Shelley. El "rechazo desconsiderado de Victor Frankenstein a la familia", por ejemplo, es analizado como la evidencia de la constante preocupación de Shelley por la vida cotidiana.
REPUTACIÓN
Durante su vida, Mary Shelley fue tomada en serio como escritora, pese a que los y las críticas habitualmente no apreciaban los rasgos políticos presentes en sus obras. A su muerte, sin embargo, fue principalmente recordada como la esposa de Percy Bysshe Shelley y la autora de Frankenstein. En efecto, en el prólogo de sus cartas publicadas en 1945, el editor Frederick Jones escribió que "analizar una colección de este tamaño no puede justificarse por la calidad general de las cartas o por la importancia de Mary Shelley como escritora. Es por haber sido esposa de Percy Shelley por lo que despierta nuestro interés". Esta forma de verla continuó hasta 1980, cuando Betty Bennett publicó el primer volumen de las cartas completas de Mary Shelley. Como ella explica, "el hecho es que hasta los últimos años los historiadores han recordado a Mary Wollstonecraft Shelley como la hija de William Godwin y Mary Wollstonecraft". La primera biografía completa de Shelley fue publicada por Emily Sunstein en 1989, y titulada Mary Shelley: Romance y Realidad.
Los intentos del hijo de Mary Shelley y de su nuera de "Victorianizar" su memoria censurando documentos biográficos, contribuyeron a crear una percepción de Shelley como una figura más convencional y menos reformista de lo que sugieren sus obras. Sus propias omisiones del trabajo de Percy Shelley y su evasión silenciosa de la controversia pública en sus últimos años de vida, sustentan esta impresión. Los comentarios de Hogg, Trelawny y otros admiradores de Percy Shelley tienden también a quitar importancia al radicalismo de Mary Shelley. La obra de Trelawny Records of Shelley, Byron, and the Author (1878) elogió a Percy Shelley a expensas de Mary, cuestionando su inteligencia, e incluso su autoría de Frankenstein. Lady Shelley, la esposa de Percy Florence, respondió en parte presentando una colección de cartas editada que había heredado, publicada en forma privada como Shelley y Mary en 1882.
Desde la primera adaptación teatral de Frankenstein en 1823 a las adaptaciones en el cine llevadas a cabo en el siglo XX, incluyendo las famosas versiones de James Whale en 1931, la de Mel Brooks en 1974 (El jovencito Frankenstein) y la de Kenneth Branagh de 1994, o Remando al viento de Gonzalo Suárez en 1987, el primer contacto con la obra para muchas audiencias ha sido a través de adaptaciones. Durante el siglo XIX, Mary Shelley comenzó a ser vista como la autora de una sola novela, en lugar de como la escritora profesional que en realidad era; la mayor parte de sus obras han permanecido fuera de la imprenta hasta los últimos treinta años, impidiéndose así un conocimiento más profundo de sus logros. En las décadas recientes, la reedición de casi todas sus obras estimuló un reconocimiento mayor de su valor. Sus hábitos de lectura y estudios intensivos, revelados en sus diarios y cartas y reflejados en sus trabajos, son actualmente mejor apreciados. La concepción de Shelley de ella misma como escritora también ha sido reconocida; tras la muerte de Percy, describió sus ambiciones como autora: "Creo que puedo mantenerme a mí misma, y hay algo inspirador en la idea". Los y las historiadoras consideran a Mary Shelley como una de las principales figuras del romanticismo, autora significativa por sus logros literarios y por su importancia política como mujer y militante liberal.
FUENTES: Wikipedia, Buscabiografías, El Siglo de Torreón.
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