(Salamanca, 1925 - Madrid, 2000) Escritora española. Considerada uno de los valores más firmes de la literatura española posterior a la guerra civil, sus obras, se centran en el análisis de las relaciones entre individuo y colectividad.
Licenciada en Filosofía y Letras por la universidad salmantina, se doctoró en Madrid con la tesis Los usos amorosos del siglo XVIII español. Entre sus compañeros de estudios se encontraban Ignacio Aldecoa, cuya obra estudiaría posteriormente, y Agustín García Calvo. Actriz ocasional, sus primeros trabajos de literatura y crítica literaria aparecieron publicados en la revista salmantina Trabajos y Días.
En 1948, a los veinticinco años de edad, se trasladó a Madrid, donde contactó con jóvenes escritores como Rafael Sánchez Ferlosio (con el que contrajo matrimonio más tarde, en 1958), Fernández Santos, Josefina Rodríguez y Alfonso Sastreo Medardo Fraile, entre otros. Introducida en los círculos literarios por su antiguo compañero de universidad, Ignacio Aldecoa, comenzó a colaborar en diarios y revistas, como Revista Nueva.
Escritora polifacética, magnífica ensayista e investigadora y una buena traductora de literatos como Rilke, Svevo, Flaubert, Leví y Brontë, entre otros, durante años trabajó como crítica literaria en uno de los periódicos de la capital, Diario 16, actividad que abandonó cuando el entonces director, Miguel Ángel Aguilar, fue sustituido en su cargo. Trabajó también para la televisión en los guiones de una serie sobre la figura de Teresa de Jesús que escribió en 1982 en colaboración con el profesor Víctor García de la Concha; para este mismo medio escribió en 1989 los guiones de Celia, serie que se estrenó en 1993, y que estaba basada en los cuentos para niños de Elena Fortún.
Entre sus trabajos de investigación histórica cabe citar El proceso de Macanaz, historia de un empapelamiento (1970), Usos amorosos del dieciocho en España (1972), El Conde de Guadalhorce, su época y su labor (1977) y Usos amorosos de la posguerra española (1987), que fue galardonada con el Premio Anagrama de Ensayo y Libro de Oro de los Libreros Españoles, y se convirtió en el libro más vendido del año. En la obra, Martín Gaite hace un análisis de comportamientos y expresiones semánticas para reflejar la intrahistoria de la época comprendida entre 1939 y 1953.
Además del Premio Nadal por Entre visillos (1958), que la lanzó a la fama, obtuvo numerosos reconocimientos y galardones: el Premio Nacional de Literatura en 1978 y en 1994 (fue la primera mujer que mereció el premio), el Príncipe de Asturias de las Letras en 1988 (compartido con José Ángel Valente) y el Premio Castilla y León de las Letras en 1992, entre otros.
La narrativa de Martín Gaite
Integrante de la llamada Generación del 50 o del Medio Siglo, sus narraciones se centraron en recuerdos de personajes femeninos. Obtuvo el premio Nadal con su primera novela, Entre visillos (1958), en la que refleja, empleando una técnica neorrealista, la anodina existencia de una serie de muchachas en el marco de una ciudad de provincias. Posteriormente se distanció de esta visión testimonial, propia de la época, con Ritmo lento (1963), donde priman los aspectos introspectivos y de comunicación interpersonal. Retahílas (1974), acaso su principal novela, supuso una profundización en esta problemática, a la que se añade una reflexión sobre el propio hecho narrativo.
A partir de entonces su obra se centró en el análisis psicológico de las protagonistas, que repasan su vida y se enfrentan a los fantasmas del pasado. Así ocurre en Fragmentos de interior (1976), sobre una familia de clase media en el Madrid de la década de 1960; El cuarto de atrás (1978), cuyo personaje principal es una escritora que recibe la visita de un misterioso desconocido; Nubosidad variable (1992), que cuenta la trayectoria profesional y vital de dos escritoras; Lo raro es vivir (1995), rememoración del pasado de una mujer, e Irse de casa (1998), nueva evocación de los recuerdos de un personaje femenino.
Su novela Caperucita en Manhattan se convirtió en el libro más vendido del año 1991; Gaite hacía en esta obra una mixtura entre literatura fantástica, sueño y realidad y el cuento de hadas. No fue la única obra en esta línea; en 1994 editó otra novela, La reina de las nieves, escrita como homenaje a Hans Christian Andersen y en memoria de su hija.
Licenciada en Filosofía y Letras por la universidad salmantina, se doctoró en Madrid con la tesis Los usos amorosos del siglo XVIII español. Entre sus compañeros de estudios se encontraban Ignacio Aldecoa, cuya obra estudiaría posteriormente, y Agustín García Calvo. Actriz ocasional, sus primeros trabajos de literatura y crítica literaria aparecieron publicados en la revista salmantina Trabajos y Días.
En 1948, a los veinticinco años de edad, se trasladó a Madrid, donde contactó con jóvenes escritores como Rafael Sánchez Ferlosio (con el que contrajo matrimonio más tarde, en 1958), Fernández Santos, Josefina Rodríguez y Alfonso Sastreo Medardo Fraile, entre otros. Introducida en los círculos literarios por su antiguo compañero de universidad, Ignacio Aldecoa, comenzó a colaborar en diarios y revistas, como Revista Nueva.
Escritora polifacética, magnífica ensayista e investigadora y una buena traductora de literatos como Rilke, Svevo, Flaubert, Leví y Brontë, entre otros, durante años trabajó como crítica literaria en uno de los periódicos de la capital, Diario 16, actividad que abandonó cuando el entonces director, Miguel Ángel Aguilar, fue sustituido en su cargo. Trabajó también para la televisión en los guiones de una serie sobre la figura de Teresa de Jesús que escribió en 1982 en colaboración con el profesor Víctor García de la Concha; para este mismo medio escribió en 1989 los guiones de Celia, serie que se estrenó en 1993, y que estaba basada en los cuentos para niños de Elena Fortún.
Entre sus trabajos de investigación histórica cabe citar El proceso de Macanaz, historia de un empapelamiento (1970), Usos amorosos del dieciocho en España (1972), El Conde de Guadalhorce, su época y su labor (1977) y Usos amorosos de la posguerra española (1987), que fue galardonada con el Premio Anagrama de Ensayo y Libro de Oro de los Libreros Españoles, y se convirtió en el libro más vendido del año. En la obra, Martín Gaite hace un análisis de comportamientos y expresiones semánticas para reflejar la intrahistoria de la época comprendida entre 1939 y 1953.
Además del Premio Nadal por Entre visillos (1958), que la lanzó a la fama, obtuvo numerosos reconocimientos y galardones: el Premio Nacional de Literatura en 1978 y en 1994 (fue la primera mujer que mereció el premio), el Príncipe de Asturias de las Letras en 1988 (compartido con José Ángel Valente) y el Premio Castilla y León de las Letras en 1992, entre otros.
La narrativa de Martín Gaite
Integrante de la llamada Generación del 50 o del Medio Siglo, sus narraciones se centraron en recuerdos de personajes femeninos. Obtuvo el premio Nadal con su primera novela, Entre visillos (1958), en la que refleja, empleando una técnica neorrealista, la anodina existencia de una serie de muchachas en el marco de una ciudad de provincias. Posteriormente se distanció de esta visión testimonial, propia de la época, con Ritmo lento (1963), donde priman los aspectos introspectivos y de comunicación interpersonal. Retahílas (1974), acaso su principal novela, supuso una profundización en esta problemática, a la que se añade una reflexión sobre el propio hecho narrativo.
A partir de entonces su obra se centró en el análisis psicológico de las protagonistas, que repasan su vida y se enfrentan a los fantasmas del pasado. Así ocurre en Fragmentos de interior (1976), sobre una familia de clase media en el Madrid de la década de 1960; El cuarto de atrás (1978), cuyo personaje principal es una escritora que recibe la visita de un misterioso desconocido; Nubosidad variable (1992), que cuenta la trayectoria profesional y vital de dos escritoras; Lo raro es vivir (1995), rememoración del pasado de una mujer, e Irse de casa (1998), nueva evocación de los recuerdos de un personaje femenino.
Su novela Caperucita en Manhattan se convirtió en el libro más vendido del año 1991; Gaite hacía en esta obra una mixtura entre literatura fantástica, sueño y realidad y el cuento de hadas. No fue la única obra en esta línea; en 1994 editó otra novela, La reina de las nieves, escrita como homenaje a Hans Christian Andersen y en memoria de su hija.
Del resto de su producción cabe mencionar los relatos de El balneario (1955, premio Café Gijón ) y Las ataduras (1960), el poemario A rachas (1976) y los cuentos infantiles El castillo de las tres murallas (1981) y El pastel del diablo (1985). Cultivó el ensayo en dos vertientes: una histórica y sociológica, a la que pertenecen los trabajos antes citados, y otra que obedece a su voluntad de desentrañar los mecanismos propios de su oficio, con obras como La búsqueda de interlocutor (1973) y El cuento de nunca acabar (1983).
FUENTE: Biografíasyvidas
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